La madrugada del citado día, acoderados por estribor, según el plan ordenado por V.E., y previa su orden, se tocó zafarrancho de combate, en cuyo puesto se desayunó la gente, y al clarear el día apareció en línea, a unos 35 cables, la escuadra enemiga.
Roto el fuego por ambas partes se picaron las amarras y largué la cadena dando avante a toda fuerza para evitar que la escuadra contraria nos envolviese, como al parecer intentaba; conseguido este objetivo continuamos evolucionando paralelamente a ella separándonos poco de la Castilla para prestarle apoyo, recibiendo fuego constante del Baltimore y Boston y, a intervalos, el de los otros buques, produciéndonos numerosas bajas que aumentaban a medida que el zigzag descrito por la escuadra enemiga se iba aproximando, en términos que hubo necesidad de abandonar el cañón de 57 milímetros de popa, porque su poco campo de tiro no compensaba las bajas que, en sus sirvientes, hacían y a los cuales se renovaron por completo cuatro veces. Cerca de tres horas duró el fuego y, durante él, a pesar de constante relevo de sirvientes se ha sostenido el fuego vivo de cañón a las distancias variables de 15 a 35 cables, habiendo sólo las dilataciones de las correderas de las llaves de fuego y la falta de dos estopines, producidos algunos entorpecimientos, principalmente en los dos cañones de proa de a 16 cm., a los cuales hubo necesidad últimamente de limar los estopines y las correderas para que entrasen. Últimamente, muertos y heridos la mitad de la dotación, destrozado el servomotor, varados, acribillado el costado de granadas, con sólo 14 estopines y habiendo sido inútiles todos los esfuerzos por apagar el incendio de popa, cuyas llamas salían por la cámara de oficiales, ordenó V.E. abandonar el buque, operación que se hizo precipitada por el gran incremento que tomaba el fuego y la falta de botes destruidos durante el combate. En esta operación nos prestó gran ayuda con los suyos el Isla de Luzón y, estando organizando la última expedición murió gloriosamente cerca del reducto del centro de estribor mi heroico comandante destrozado por la penúltima granada que dio en el buque...
... Del conjunto de la dotación, V.E. habrá podido apreciar por la rapidez con que se cubrían las bajas de las piezas de artillería, y no haber faltado nunca las municiones al pie de las piezas, el entusiasmo y buen orden que ha reinado en ellos durante todo el combate.
Es cuanto tengo el deber de poner en superior conocimiento de V.E. Dios guarde a V.E.A bordo del Transporte Cebú
Manila, 11 de mayo de 1898, SIGNED: MARIANO